viernes, 4 de octubre de 2013

Muchos son de arena

Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
 
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

viernes, 27 de septiembre de 2013

El Perdón de Cohelo

Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan...
 

El perdón es una expresión de amor.
El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.

Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.

El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió.

No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento.
No es aceptar lo ocurrido con resignación.
No es negar el dolor.
No es minimizar los eventos ocurridos.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
 

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente a la reconciliación con el agresor. Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor y por tal motivo lo rechazamos. No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó. La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.Te tiene encadenado.

El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin esperar que nada suceda. Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará. Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento. Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por nuestro dolor. Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el EGO. EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.
 

No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos. Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.

La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.

Aceptamos que somos APRENDICES! Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.

Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...

 

lunes, 16 de septiembre de 2013

Momentos de aprender y vivir


El tiempo ha pasado y sigue pasando, en esencia sigo siendo la misma con un cambio físico debido al paso de los años. Me doy cuenta que he hecho cosas buenas durante esta vida y me quedan muchas cosas por hacer y de las que aprender, cosas importantes que he pospuesto por alguna u otra razón.

El miedo ha estado presente a lo largo de toda mi vida, hasta el punto de parame, dejar de pensar, no reaccionar en momentos importantes, momentos que, quizás, no volverán.

No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido,  no toda la gente es falsa ni todo el mundo tiene dos caras. No hay que ilusionarse demasiado y que la vida en presente es un regalo. Me enseñaron que el futuro no está escrito, que el universo es infinito y que nosotros somos personas insignificantes para el mundo pero importantes para los nuestros.

Aprendí a no creer en las promesas, a confiar en casi nadie y a contar con los dedos de una mano a quien de verdad siempre estuvo a mi lado. Que lo más valioso de la vida no es lo que tenemos, sino a quién tenemos.  El físico atrae, pero la personalidad es la que nos enamora. Comprendí que quién no valora lo que tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido. Que para ser feliz sólo tienes que hacer feliz a alguien, y sobre todo que si quieres recibir, hay que dar un poco de ti.

Que las cosas se consiguen con muuucho esfuerzo y  que las personas no son perfectas, tienen sus defectos que pueden dañar.  El amor verdadero tiene buen principio y buen final. Y cuando no hay amor todo termina mal, quien no arriesga con lo que quiere no gana.

La vida me ha enseñado  que hay personas que nunca te aceptaran como eres, a menos que necesiten algo de ti... Que la persona que te quiera... tarde o temprano te hará cambiar para bien.

Es el momento de sentirme con nuevas fuerzas y cambiar, de hacer cosas diferentes, de pensar de otra manera, pensar que lo que no ha llegado a mi vida llegará en el momento perfecto, y que si no llega, es porque no tiene que llegar y hay que buscar otras alternativas para continuar.

No he llegado ni a la mitad del camino de mi vida, o sí, quizás, ya haya pasado esa mitad, porque nunca sabes cuándo cruzarás la esquina y llegará el horrible momento, por eso mismo es el momento de coger las riendas, no más miedo, no más temor, no más conformarme, es momento de intentarlo. Llegaré a mis 25, sola y acompañada, feliz y triste, con ilusiones y esperanza de una vida más llena.


Es el momento perfecto, es ahora, es hoy, estoy lista, es cuestión de decisión, el momento llegó, no hay vuelta atrás. Es tiempo de sonreír y contagiar de alegría a los que me rodean.

miércoles, 24 de julio de 2013

Dolor y sufrimiento no van de la mano


La superación es un proceso de desarrollo, crecimiento y salud.  Pasamos por una negación de la realidad para evadirnos del dolor, parece como que si no aceptas la pérdida, no ha pasado, no sufres, no duele. Es mi vía de escape. Pero éste camino no resuelve nada, sólo alarga un poco más el sufrimiento. Lo que pasó nunca pasó. Ojala pudiese ser así en la realidad y no en mi negación.

Cuando nos quedamos estancados, cuando no avanzamos, miramos hacia el pasado y negamos la realidad, que es lo que no nos permite continuar…eso es el sufrimiento. Es cuando estamos atados a lo que se fue y nunca más regresará, no lo dejamos ir del todo y eso nos retiene anclados en el tiempo y en la vida. Bucay dice que sufrir es cronificar el dolor, transformar un momento en un estado, es apegarse al recuerdo de lo que lloro para no dejar de llorarlo, para no olvidarlo.

Reír, no es olvidar. Continuar el camino, seguir con la vida, disfrutar de lo que nos queda aunque sea en ausencia de la pérdida…no es olvidar. Llorar no es ser leal al que se fue. Serle leal es mantenerle tan vivo en el corazón y en el recuerdo, como cuando todo era perfecto y él estaba.

“El dolor en cambio es silencioso, solitario, implica aceptación, estar en contacto con lo que sentimos, con la carencia y con el vacío que dejó el ausente. El sufrimiento pregunta por qué aunque sabe que ninguna respuesta lo conformará. Este proceso nos deja solos, impotentes, descentrados, responsables y sobre todo tristes.”

Pero existe una gran diferencia entre estos dos sufrimientos…uno es temporal y el otro podría existir para siempre. Adivinen.

viernes, 24 de mayo de 2013

Eres y siempre serás tú


El adiós no siempre posee la misma forma. A veces ni siquiera escogemos esa palabra para alejarnos, preferimos un hasta pronto en susurro, un mudo hasta siempre o el silencio cuando no queda más que ausencia o dolor, cuando la voz permanece quieta.

A veces la despedida llega inesperadamente, un portazo y el aire frío -inmóvil- como suspendido en el vacío; otras veces se dijo demasiado, tanto, que pareció no haberse dicho nada.

Un millón de palabras, no pueden hacer que vuelvas y lo sé porque lo he intentado, tampoco un millón de lágrimas lo sé porque he llorado hasta quedarme sin lágrimas. Nuestros recuerdos de ayer durarán toda una vida. Guardar los mejores, olvidar los demás. Ah no, que no hay ningún recuerdo malo porque tú solo te dedicaste a hacerme feliz. Soñar como si fueses a vivir para siempre, como si en vez de un sueño fuese realidad. Esa será la continuación de nuestra historia. Los sueños, y los recuerdos son lo que hacen sentirte tan cerca, como si estuvieses aquí conmigo, aunque en realidad estés tan lejos que no te pueda alcanzar

Cuanto te extraño, pasan los meses y yo aún pienso encontrarte en tu casa sentado junto a la puerta, mirando a tu alrededor, observando lo que puedes hacer. Tú me enseñaste muchas cosas que en la vida debía afrontar, pero jamás me enseñaste a saber lo que es estar sin ti.

Quisiera decirte tantas cosas. Lamentablemente no me queda nada más que dejarte mis palabras al aire y el consuelo de saber que allí donde estés me estés escuchando. Siento que la vida se me acaba, no sé cómo acostarme sin pensar en ti, no sé cómo hacer para no extrañarte tanto

Pero hay algo más importante que todas las cosas, lo que te prometí. Prometí quererte mientras yo viviese. Uno promete algo cuándo está seguro que puede cumplirlo. Y yo te prometí que te querría toda la vida, y así lo haré.

Ayer pude estar cerca de ti otra vez, los recuerdos de aquel día en que te fuiste volvieron una vez más a mi mente, ver tu rostro por última vez fue mi desolación, observar tus ojos, tu mejilla, tus labios, para que cuando cierre mis ojos pueda recordarte tal cual eras, para que esa imagen no se borre jamás.

Abandonamos a menudo porque la despedida es el único modo de preservar el recuerdo

Te dejo todas las lágrimas que derramé mientras escribía estas líneas. Te dejo mi falta de aire, el dolor que en este momento siento, el dolor. Mi coraje. Todo te lo dejo aquí. Y me quedo con lo que no puede dejar de sonar en mi alma.
 
 

miércoles, 24 de abril de 2013

Algo se me fue contigo

Hoy aún estoy buscando la mejor manera de decirte adiós y al mirarte cada noche, cada mañana, siento que el dolor sigue despertandose en mi corazón. Hoy mis ojos miran como tantas veces ésta primavera gris y sé que tú quieres que a pesar de todo, sea feliz, y llegará ese día en el que mis letras sean escritos felices, pero hasta entonces, son para tí.

Esta noche, como todas las noches desde aquella terrible noche, voy a reposar mi extenuado cuerpo en el viejo desván de mis recuerdos y a retroceder mis pasos por el tiempo. Es el momento del reencuentro contigo, y la nostalgia abismal que llevo dentro por los grandes momentos compartidos. Ahora solo me quedan recuerdos a los que aferrarme, aunque sé que tu me estás cuidando y volveremos a vernos.

Es el ansiado retorno a la infancia feliz junto a ti, a cada momento del calor del hogar, a los momentos vividos y compaartidos durante estos veinticuatro años, cada día, junto a tí.

Es volver a anhelarte, es volver a ese mundo perfecto tan sublime y pequeño donde mis fantasías todas había logrado. Siempre junto a ti, tú que me apoyabas, que me guardabas cada secreto y cada confesión, tú mi siempre mi fiel amigos.

Es sentir nuevamente la ternura infinita, la emoción inegable de estar juntos, esa inocente y pura ilusión llena de esperanza.

¡Bellos y felices tiempos!

Si estás cansado de sentirte solo, piénsame.

Juro no olvidarte y nadie podrá ocupar el vacío que has dejado, porque sólo tú eres especial. Recuerda que hay alguien que piensa en tí. Recuerda que alguien que vive para tí.



 
 
 
 
 

martes, 26 de marzo de 2013

Tan lejos y tan cerca


Fue un día gris, lluvioso, frio y triste. El mundo tenía un motivo para presentar ese día, los anteriores y los que vienen.

Los angelitos han sido demasiado injustos, hay tanta gente en el mundo y tan mala, y te tuvieron que elegir a ti para llevarte con ellos. Claro, la gente mala nunca va al cielo, y ellos te querían allí con ellos, pero nosotros te queremos aquí junto con nosotros. Son muy egoístas sabes, podrían haber esperado unos años, tu no merecías esto, ni la forma ni el lugar donde todo ocurrió. Nunca, nunca, pensé que aquel 5 de Marzo en el que te montaste en mi coche para ir al hospital, no hubiese un viaje de vuelta. Yo te estaba preparando tu habitación, nuestras vacaciones, nuevos planes, y tu madre te guardaba la comida en el congelador para que no te faltase a tu vuelta. Siempre te preguntaba  qué día te dejaban volver a casa y ya estábamos planeando una barbacoa para Semana Santa, para celebrar mi cumpleaños. Con lo que te gustan las barbacoas y quitarme la tarta para untarme de nata la cara…Tú estabas muy bien, yo lo sé, te veía, tú estabas bien para volver a casa, y de repente, todo sucedió, sin yo aún creérmelo. El viernes hablé contigo, estabas muy triste pero yo te conté un montón de cosas y sonreíste, sé que sonreíste. El sábado esperé tu llamada hasta media noche, pero te olvidaste…Me enfadé mucho, tú, que me has llamado para felicitarme hasta por las victorias del atleti y ese día no te acordaste…y me fui, me fui triste. El domingo, estaba de vuelta al hotel y pensé “cuando llegue le llamo y le echo la bronca por no felicitarme” pero no me dio tiempo, mi móvil sonó antes. Pero te juro que te perdono por eso y por irte sin despedirte, pero no por irte tan pronto.

Me consuela saber que viviste todo, que fuiste feliz y disfrutaste de la vida todo y más.

Solo tu tenías la fuerza para reunirnos a todos, solo tu tenías el poder de juntar a tanta gente sin tener en cuenta de donde viniesen. Y así fue, no sabes la cantidad de gente que fue a verte, la cantidad de lágrimas que se derramaron por ti. Allí estábamos todos, junto a ti, por y para ti.

Mientras que sigas en nuestros recuerdos seguirás estando con nosotros, porque ni el cielo, ni la tierra nos separarán, y siempre siempre estarás vivo en nuestros corazones. Sé que cada vez que te hablo me escuchas, porque siempre recibo una respuesta, una señal de tu parte, y así tiene que seguir siendo, hazme saber que estás ahí con un apagón, una bocanada de aire, la caída de un objeto por qué no me sentiré tan sola hablando contigo, puedes escucharme y yo puedo sentirte.

Siempre me decías que no me ibas a ver el día mi boda, y lo has cumplido ¿por qué tenías que hacerlo? Ahora, yo te prometo que mi primer hijo llevará tu nombre, y aunque no me case, haré lo que sea por cumplir esto, aunque solo tú te merecías llamarte así, porque tu nombre hacía honor a lo que tu eres.

Sé que no te gustaba verme llorar, que la ira te recorría todo el cuerpo cada vez que me veías así, y que ahora estarás muy enfadado con todos nosotros por todas las lágrimas derramadas, pero es la forma que tenemos de transmitir todo lo que te echamos de menos. Perdóname.

Te fuiste demasiado rápido, dijiste que m esperarías, que ibas a aguantar hasta que llegase a abrazarte, besarte y decirte un montón de cosas. Ahora me arrepiento de todas esas cosas que no hice contigo durante estos 24 años.

El día sigue estando gris, lluviosos, frio y triste sin ti. Ahora, estás allí con el que tanto querías, del que tanto hablabas, al que tanto admirabas. Y nosotros aquí,  solos, queriéndote más que nunca. Ahora, te pido el favor más grande que te haya pedido en toda mi vida, no te lleves a la abuela por mucho que ella quiera, déjanosla con nosotros, tú ya estás muy bien acompañado de tu padre. El día que te sientas solo, haz llover, haz soplar el viento y yo bajaré a verte, cada día con una flor, a estar contigo, te contaré un millón de cosas y te diré todo lo que te quiero,  pero a la abu déjala aquí.

Mi titi, prometo no olvidarte nunca y quererte siempre siempre siempre.

jueves, 28 de febrero de 2013

¡¡¡Vive!!!

Tenemos la mala costumbre de querer a medias y no mostrar lo que sentimos a los que están cerca, de echar de menos lo que queremos cuando ya lo perdemos, de perder el tiempo buscando falsos sueños y de no apreciar lo que de verdad importa, es así cuando entonces te das cuenta de las cosas que sobran. De buscar excusas para poner una barrera y así no dejar que interaccionen los sentimientos y no asumir determinadas culpas.
No permitas que nadie te diga que eres incapaz de hacer algo, si tienes un sueño, debes conservarlo, si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. La gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos. Cualquier cosa que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: no estás mínimamente preparado para esto. Pero la otra te dice: hazla tuya para siempre
Vive intensamente cada instante. Lo que no significa alocadamente, sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida.
¿Sabes lo que más asusta a la gente? Aquello que no entiende, y cuando no entendemos algo nos basamos en nuestras presunciones. A veces hasta la mejor de las personas, toma decisiones precipitadas, malas decisiones, decisiones de las que somos conscientes que nos arrepentiremos a la mañana siguiente. No mires atrás ni llores por el pasado porque ya fue, y no te preocupes por el futuro porque aún no ha llegado. Vive el presente y haz que sea tan hermoso que merezca la pena recordarlo. Olvida el intelecto y escucha al corazón, lo cierto es que vivir sin eso no tiene sentido alguno, llegar a viejo sin haberse enamorado de verdad, es como no haber vivido. Hay que intentarlo porque si no lo intentas, no habrás vivido.
A veces lo que más deseas nunca se cumple, y a veces lo que menos esperas que suceda, ocurre. Conoces a ciento de personas y ninguna te deja huella, y de repente conoces a una persona, y te cambia la vida para siempre.
Al final no puedes evitar hablar de ciertas cosas, hay cosas que no queremos escuchar, a veces hablamos porque no podemos estar callados más tiempo. Hay cosas que exceden a las palabras, son productos de la acción, a veces hablas porque no hay alternativa. Otras cosas te las reservas y no siempre, pero de cuando en cuando, algunas cosas hablan por si solas. Supongo que enfrentarse a la verdad no es fácil. A la gente le gusta lo fácil, estar acostumbrados, a nadie le gusta sufrir.
Y recuerda…la vida es demasiado corta para estar siempre cabreados.

martes, 12 de febrero de 2013

Nuestro camino


En la vida vamos caminando por caminos y nos damos cuenta que hemos perdido a nuestro compañero. Intenso es el disgusto porque nunca habíamos caminado sin él, juntos a todas partes, a la misma velocidad, al mismo ritmo…Y ahora ya no está, ahora ha desaparecido. De repente silencio, soledad. Quizás yo me he dormido y me ha adelantado y me está esperando más adelante, o quizás se ha accidentado y se ha quedado atrás. ¿Vuelvo a buscarlo? ¿Espero a que llegue? ¿Corro para ver si está mas adelante? Hace tanto tiempo que no se me planteaba esta circunstancia que ahora no encuentro respuesta adecuada ¿Y si le ha pasado algo?

Razonemos: por mucho que lo espere nunca volverá. Por lo menos no a este mismo sitio. Sólo hay una respuesta: seguir o dejarte morir aquí esperando sin ni si quiera saber con certeza que volverá. Ahora me encuentro dividido, mis pensamientos, mi cuerpo, mis sentimientos, mi conciencia….cada uno de estos elementos está en un sitio, perdidos. Más adelante hay un charco, pero no es de lluvia, son las lágrimas de todos los que han pasado por aquí mientras iban llorando la pérdida de alguien, como las mías, que pronto empezarán a mojar.

Todas las pérdidas son diferentes, y por ello no se pueden comparar ni analizar todas las pérdidas por igual. Desde el punto de vista psicológico la diferencia tendrá que ver con la dificultad para superar esa pérdida. Cada persona responde a los estímulos externos siguiendo un patrón de conducta.

Cuando soy consciente de lo que pasa empiezan a surgir las emociones. Siento un montón de cosas, pero ya no desde los sentidos. Empiezo a sentir que me gusta, me asusta, me da miedo, me altera…miedo, ganas deseo, inquietud...Cuando ya ha pasado todo esto, me alejo para quedarme conmigo y para volver a empezar.

A veces me doy cuenta de lo que pasa o ha pasado, de lo que he perdido o creía que tenía, y entonces siento. Ya no son emociones, son sentimientos

Tenemos la creencia inevitable de que no lo vamos a soportar, pero no es nuestra culpa, o al menos en parte, porque así nos han educado, de tal forma que nos han hecho creer que todas las personas que forman parte de nuestras vidas son imprescindibles, y cada vez, esa lista de cosas imprescindibles va creciendo “papa, mama, hermano, familia, profesores, amigos, la universidad, la carrera, el coche, la casa, la novia, la mujer, tus hijos…” ¿Pero nunca has notado lo imprescindible que eres tú? Porque sólo sería imposible vivir sin uno mismo. El resto van, vienen, cambian…pero sólo tú eres imprescindible para ti mismo.

Piensa que siempre va a haber algo mejor que aquello que hemos perdido. Siempre hay que dejar atrás las cosas que se quedaron en el pasado, porque ya no están aquí, porque ya no están en el presente y no sabemos si estarán en el futuro.

martes, 29 de enero de 2013

Las huellas doradas

Martín había vivido gran parte de su vida con intensidad y gozo. De alguna manera su intuición lo había guiado cuando su inteligencia fallaba en mostrarle el mejor camino. Casi todo el tiempo se sentía en paz y feliz; ensombrecía su ánimo, algunas veces, esa sensación de estar demasiado en función de sí mismo. Él había aprendido a hacerse cargo de sí y se amaba suficientemente como para intentar procurarse las mejores cosas. Sabía que hacía todo lo posible para cuidarse de no dañar a los demás, especialmente a aquellos de sus afectos. Quizás por eso le dolían tanto los señalamientos injustos, la envidia de los otros o las acusaciones de egoísta que recogía demasiado frecuentemente de boca de extraños y conocidos.

¿Alcanzaba para darle significado a su vida la búsqueda de su propio placer? ¿Soportaba él mismo definirse como un hedonista centrando su existencia en su satisfacción individual? ¿Cómo armonizar estos sentimientos de goce personal con sus concepciones éticas, con sus creencias religiosas, con todo lo que había aprendido de sus mayores? ¿Qué sentido tenía una vida que sólo se significaba a sí misma? Ese día, más que otros, esos pensamientos lo abrumaron.

Quizás debía irse. Partir. Dejar lo que tenía en manos de los otros. Repartir lo cosechado y dejarlo de legado para, aunque sea en ausencia, ser en los demás un buen recuerdo. En otro país, en otro pueblo, en otro lugar, con otra gente podría empezar de nuevo. Una vida diferente, una vida de servicio a los demás, una vida solidaria. Debía tomarse el tiempo de reflexionar sobre su presente y sobre su futuro.

Martín puso unas pocas cosas en su mochila y partió en dirección al monte. Le habían contado del silencio de la cima y de cómo la vista del valle fértil ayudaba a poner en orden los pensamientos de quien hasta allí llegaba.

En el punto más alto del monte giró para mirar su ciudad quizás por última vez. Atardecía y el pueblo se veía precios desde allí.

- "Por un peso te alquilo el catalejo. "

Era la voz de un viejo que apareció desde la nada con un pequeño telescopio plegable entre sus manos y que ahora le ofrecía con una mano mientras con la otra, tendida hacia arriba, reclamaba su moneda. Martín encontró en su bolsillo la moneda buscada y se la dio al viejo, que desplegó el catalejo y se lo alcanzó. Después de un rato de mirar consiguió ubicar su barrio, la plaza y hasta la escuela frente a ella. Algo le llamó la atención. Un punto dorado brillaba intensamente en el patio del antiguo edificio. Martín separó sus ojos del lente, parpadeó algunas veces y volvió a mirar. El punto dorado seguía allí.

- "¡Qué raro!", exclamó Martín sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.

- "¿Qué es lo raro?", preguntó el viejo.

- "El punto brillante", dijo Martín, "ahí en el patio de la escuela", siguió, alcanzándole al viejo el telescopio para que viera lo que él veía.

- "Son huellas", dijo el anciano.

- "¿Qué huellas?", preguntó Martín.

- "¿Te acuerdas de aquel día...? Debías tener siete años; tu amigo de la infancia, Javier, lloraba desconsolado en ese patio de la escuela. Su madre le había dado unas monedas para comprar un lápiz para el primer día de clases. Él había perdido el dinero y lloraba a mares", contestó el viejo.

Y después de una pausa siguió:

- "¿Te acuerdas de lo que hiciste? Tenías un lápiz nuevecito que estrenarías ese día. Te arrimaste al portón de entrada y cortaste el lápiz en dos partes iguales, sacaste punta a la mitad cortada y le diste el nuevo lápiz a Javier."

- "No me acordaba", dijo Martín. "Pero eso ¿qué tiene que ver con el punto brillante?"

- "Javier nunca olvidó ese gesto y ese recuerdo se volvió importante en su vida."

- "¿Y?"

- "Hay acciones en la vida de uno que dejan huellas en la vida de otros", explicó el viejo, "las acciones que contribuyen al desarrollo de los demás quedan marcadas como huellas doradas."

Volvió a mirar por el telescopio y vio otro punto brillante en la vereda a la salida del colegio.

- "Ese es el día que saliste a defender a Pancho, ¿te acuerdas? Volviste a casa con un ojo morado y un bolsillo del guardapolvo arrancado."

Martín miraba la ciudad.

- "Ese que está ahí en el centro", siguió el viejo, "es el trabajo que le conseguiste a Don Pedro cuando lo despidieron de la fábrica...y el otro, el de la derecha, es la huella de aquella vez que juntaste el dinero que hacía falta para la operación del hijo de Ramírez... las huellas esas que salen a la izquierda son de cuando volviste del viaje porque la madre de tu amigo Juan había muerto y quisiste estar con él."

Apartó la vista del telescopio y, sin necesidad de él, empezó a ver cómo miles de puntos dorados aparecían desparramados por toda la ciudad. Al terminar de ocultarse el sol, todo el pueblo parecía iluminado por sus huellas doradas.
 
(Autor desconocido)

martes, 8 de enero de 2013

El tiempo en tu vida


Lo tenía todo, un trabajo, unos estudios, una familia, una casa, unos amigos…Todo lo que una persona pudiese desear. Pero ella nunca tenía tiempo, siempre vivía al día, al límite, sin tiempo. Sin tiempo para hacer lo que ella deseaba, sin tiempo para salir de la rutina, conocer gente, sin tiempo para enamorarse. Pero su tristeza era profunda cuando veía a una pareja quererse tanto. Pensaba que ella nunca tendría tiempo para conocer a nadie y hacerle tantas caricias como las que veía cada día en la calle, en el trabajo…pensaba que siempre estaría sola, dedicándose a su trabajo y a los demás, pero nunca a ella misma. Su excusa: el tiempo.
La envidiaban, pero nadie sabía que ella no deseaba esa vida, esa vida tan deseada por tantos y tan odiada por ella misma. Su vacío interno era tan grande que no la permitía disfrutar de todo aquello que ya poseía.
Se sentía frustrada y su tristeza era mayor cuando sentía que no apreciaban lo que ella hacía, que nunca nada era suficiente, que nunca sería perfecta, que nunca su trabajo sería reconocido. Era tanto el dolor que sentía, que necesitaba hacer muchas más cosas para agradar a los demás, cosa que finalmente no conseguía, porque no era suficiente. Sin darse cuenta, que mientras ella perdía su tiempo en agradar a los demás, era tiempo perdido que nunca volvería a recuperar, tiempo que ella podría utilizar para hacer todas esas cosas que tanto la gustaban. Sus años, vacíos, seguían pasando, porque el tiempo nunca se detuvo.
El tiempo es lo más importante que tenemos, es un tesoro que cuando le perdemos, es irrecuperable. El tiempo es aquello que debemos utilizar para hacer todas aquellas cosas que deseamos y dejar de pensar en agradar a los demás, porque nunca será suficiente, nunca se conformarán con lo que haces y siempre te pedirán más. Limítate a vivir, a soñar, a volar, a imaginar, a diseñar tu vida a tu manera, a tu gusto. Porque sólo tu vivirás esa vida, tú vida, la que solo te pertenece a ti, y de la cual te arrepentirás al mirar hacia atrás y ver el inmenso vacío que ha habido en ella durante tantos años por culpa de los demás. NO, por culpa de los demás no, por tu culpa, porque solo tú puedes elegir cómo y dónde.