lunes, 21 de septiembre de 2015

DEJALO IR: Ni él está para tanto ni tú para tan poco.


Las relaciones se acaban. Pero hay dos formas de terminarlas, cortando de raíz o sufriendo y desprendiéndote del otro poco a poco. Poco a poco o que al final resulte ser nada, porque esto es como la droga, o la dejas de golpe o te terminas de desenganchar del todo. Entonces surgirá el momento en el que lo llamarás porque te sentirás vulnerable y necesites que alguien, ese alguien, te diga que vas a estar bien. Momento de debilidad se llama.

Cierto es que llega un momento en el que esto se acaba, todo depende de tu dependencia y la fuerza de voluntad. Van pasando los días en los que no habláis y no os veis, y esto va aumentando. Estupenda señal aunque ahora no lo quieras ver. Ya no esperas casi nada de él en este punto. Sigues pensando en él todo el tiempo, pero ya su imagen es difusa, y cuesta recordarlo. Se llama niebla, esa que no te deja ver bien. Comienzas a recordar todos los buenos momentos que pasasteis, en los que te hizo reír y hasta quererle. Incluso llegas a olvidar todas aquellas cosas malas que os separaros,  las razones por las que tu relación no funcionó. ¿Y sabes por qué? Porque te consume el deseo de NO estar sola. Los recuerdas así porque quieres volver a vivirlo, volver a esos momentos felices.

Abre los ojos, ya NO estás enamorada de esa persona, sino de la idea de estar enamorada y de la idea de no estar sola. Lo que quieres tener es compañía, amor y seguridad, no a tu ex.

No pasa nada, no todos estamos hechos para todos, no todos los amores llegan a puerto ni son eternos. Hay gente que encaja por pura casualidad, aun siendo piezas de dos puzzles distintos .

Es el momento de dejar ir todos esos recuerdos, de no caer, de no volver a tropezar. Porque si decidieras volver con él, la felicidad tendría fecha de caducidad. Sería bonito al principio, como todos los principios, pero luego volverá el dejar de esforzarse por esa relación y regresarán entonces los mismos problemas que anteriormente ya os separaron.

No te expongas al mismo dolor dos veces. Sigue tu camino hacia la siguiente estrella

jueves, 3 de septiembre de 2015

Me gustan las personas humildes, porque en su sencillez, son capaces de regalarte hasta el corazón


Cuando hablamos de almas gemelas, generalmente nos referimos a una persona con la que tenemos un vínculo sentimental más profundo, aquella que buscamos para compartir nuestras vidas, sea hombre o mujer, como pareja sentimental. Es necesario que empecemos a creer que hay otras almas gemelas fuera de ese terreno. Hay un momento en nuestras vidas, que al igual que con esa pareja, también encontramos nuestro alma gemela en la amistad. Generalmente puede ser una persona que conociste, que no te cayó absolutamente bien al principio, que la tenías reparo o que incluso os llevasteis mal por un tiempo, pero que finalmente y a día de hoy se ha convertido en tu inseparable compañero/a de vida,  estando contigo en cada momento o su granito importante de tu vida, sea bueno o malo, aportando su granito y compartiendo tu felicidad. Esa persona que consigue que te rías incluso cuando estás llorando amargamente y que además suele ser la misma que también consigue sacarte alguna sonrisa hasta en uno de tus cabreos. Esa persona a la cual puedes llamar a cualquier hora y que sabes que estará ahí y que incluso ha estado en situaciones incómodas para hacerte algún favor.

Sí, tú que estás pensando ¿seré yo?. Sí, eres tú, porque solo vosotros sabéis quienes sois, pocos y yo privilegiada por teneros.

En primer lugar tengo que darte las gracias por ser como eres, porque me dejas ser yo misma cuando estoy contigo. Gracias por ser transparente, sincera/o y por compartir conmigo no sólo mis momentos felices, sino también los más desastrosos, vergonzosos y tristes. Gracias por aceptar que a veces no te cuente las cosas y  esperar pacientemente a que esté preparada para contártelas y estar dispuesta a levantarme una vez si me caigo.

Gracias por ser la persona más buena que conozco, en verdad, haces del mundo un lugar mejor, por lo menos mi mundo es maravilloso gracias a ti. Gracias porque nunca esperas nada a cambio y, sin embargo, das todo.

Gracias por todas las veces que nos hemos reído y por las que nos hemos peleado también. Gracias porque siempre sacas lo mejor de mí, por hacer que este tiempo en los que hemos sido amigas/os parezcan mucho mejor de los que son. Porque durante este tiempo hemos creado recuerdos para toda una vida. Gracias por recordarme que no tengo que preocuparme por los demás, sino sólo por aquellos que me quieren.

Gracias por ser mi fiel escudero, me defiendes ante cualquier persona, aunque luego en privado me eches la bronca por lo que hice. Gracias por tantas cosas, y sobre todo gracias por permitirme seguir escribiendo esta historia y atesorando momentos  eternamente.