viernes, 14 de agosto de 2015

Aprender a dejar ir a quien no tiene intenciones de quedarse


He tomado LA decisión.  Aunque en realidad tú fuiste quien se fue el primero y yo me aferraba a la posibilidad de que volvieses en cualquier momento, pero cada día caminabas más lejos. Siempre puse la excusa de que era por amor todo lo que tú hacías, más bien, yo te permití tantas cosas que cuando me di cuenta se había hecho costumbre. No había reciprocidad, las quedadas eran siempre con prisas, y siempre había algo más importante.

A veces pensaba que te dejé de gustar, que había alguien más, pero ya da igual eso, perdí mi dignidad una y otra vez, me olvidé del valor que tengo. Estaba cegada por el sentimiento que decía tenerte, pero en realidad era un miedo que no me dejaba avanzar si no te dejaba ir.

Tal vez no te quedaste conmigo porque te daba miedo darte cuenta que yo te quería como tú no sabías quererte…

El peor error que puedes cometer es mantener a alguien en tu vida más del tiempo que se merece, porque el problema es que aprendimos a quedarnos, incluso después de tener suficientes motivos para irnos.

El hecho de que te extrañe no significa que quiero que vuelvas…solo te extraño y realmente no a ti…si no a la persona que pensé que eras. La persona que conocí y que luego resultó no ser…a él lo extraño…y le daría todas las oportunidades que fuesen necesarias, pero él no existe.

Hoy, necesito reencontrarme con la mujer fuerte y guerrera que soy, la que ni por un momento hubiese dejado a un lado su dignidad por un hombre. No se puede hacer nada para remediar lo que pasó, pero si se puede hacer mucho para cambiar lo que viene por delante.