El adiós no siempre posee la misma forma. A veces ni
siquiera escogemos esa palabra para alejarnos, preferimos un hasta pronto en
susurro, un mudo hasta siempre o el silencio cuando no queda más que ausencia o
dolor, cuando la voz permanece quieta.
A veces la despedida llega inesperadamente, un portazo y el
aire frío -inmóvil- como suspendido en el vacío; otras veces se dijo demasiado,
tanto, que pareció no haberse dicho nada.
Un millón de palabras, no pueden hacer que vuelvas y lo sé
porque lo he intentado, tampoco un millón de lágrimas lo sé porque he llorado
hasta quedarme sin lágrimas. Nuestros recuerdos de ayer durarán toda una vida.
Guardar los mejores, olvidar los demás. Ah no, que no hay ningún recuerdo malo
porque tú solo te dedicaste a hacerme feliz. Soñar como si fueses a vivir para
siempre, como si en vez de un sueño fuese realidad. Esa será la continuación de
nuestra historia. Los sueños, y los recuerdos son lo que hacen sentirte tan
cerca, como si estuvieses aquí conmigo, aunque en realidad estés tan lejos que
no te pueda alcanzar
Cuanto te extraño, pasan los meses y yo aún pienso
encontrarte en tu casa sentado junto a la puerta, mirando a tu alrededor,
observando lo que puedes hacer. Tú me enseñaste muchas cosas que en la vida
debía afrontar, pero jamás me enseñaste a saber lo que es estar sin ti.
Quisiera decirte tantas cosas. Lamentablemente no me queda
nada más que dejarte mis palabras al aire y el consuelo de saber que allí donde
estés me estés escuchando. Siento que la vida se me acaba, no sé cómo acostarme
sin pensar en ti, no sé cómo hacer para no extrañarte tanto
Pero hay algo más importante que todas las cosas, lo que te
prometí. Prometí quererte mientras yo viviese. Uno promete algo cuándo está
seguro que puede cumplirlo. Y yo te prometí que te querría toda la vida, y así
lo haré.
Ayer pude estar cerca de ti otra vez, los recuerdos de aquel
día en que te fuiste volvieron una vez más a mi mente, ver tu rostro por última
vez fue mi desolación, observar tus ojos, tu mejilla, tus labios, para que
cuando cierre mis ojos pueda recordarte tal cual eras, para que esa imagen no
se borre jamás.
Abandonamos a menudo porque la despedida es el único modo de
preservar el recuerdo
Te dejo todas las lágrimas que derramé mientras escribía
estas líneas. Te dejo mi falta de aire, el dolor que en este momento siento, el
dolor. Mi coraje. Todo te lo dejo aquí. Y me quedo con lo que no puede dejar de
sonar en mi alma.