viernes, 4 de diciembre de 2015

Para poder seguir, a veces, hay que empezar de nuevo


El ser humano está continuamente buscando la seguridad. La quiere conseguir en el trabajo, en la pareja, con la familia, con el dinero… y es de lógica, ya que nuestro fin último es sobrevivir. Pero no podemos perseguir esa seguridad pasando por encima de la voluntad de quienes tenemos al lado.

Cuando nos preocupamos por las cosas, creemos que así vamos a prevenir ciertas circunstancias desagradables que pueden ocurrir en nuestras vidas y el problema de esto es que llegamos a obsesionarnos con la seguridad, lo que repercute muy negativamente en nuestra salud emocional. Dedicamos demasiado tiempo a pensar y a preocuparnos por cosas que solamente el tiempo tiene la respuesta, impedimos que avancen con naturalidad, con el afán de tenerlo todo controlado y seguro, y eso es lo que nos hace estancarnos y obsesionarnos por un mismo tema, que realmente, quizás, no tenga tanta importancia como la estamos dando al pensar y pensar, preocuparnos y preocuparnos, sin un verdadero sentido, objeto del control e inseguridad en nosotros mismos.

Hay que tener muy clara la diferencia entre ocupación y preocupación:

-          Ocuparse es tener una actitud activa y de búsqueda de soluciones, pero siempre teniendo claro que hay ciertas cosas que se escapan de nuestro control, y esto va a ser así siempre, por mucho que nos preocupemos y nos pongamos ansiosos. Positividad.

-          Preocuparse es ocuparse de antemano, es viajar con nuestra mente al futuro (el cual ni si quiera existe, nos estamos adelantando, obsesionando, y creando ansiedad por culpa de esa inseguridad) y además ponernos en el peor escenario posible, lo que nos genera una ansiedad exagerada que lo único que hace es bloquearnos.

Preocuparse no tiene utilidad ninguna, es más bien al revés. Pero ocuparse de la parte sobre la que uno tiene control, aceptando la incertidumbre de las cosas es un signo de madurez psicológica y genera sosiego.

El mundo es inseguro por naturaleza, es una de sus características. Esto no quiere decir que siempre estemos expuestos a peligros, ni mucho menos. Pero hay que tener en cuenta que lo realista es saber que un día tienes algo y que mañana lo puedes perder, y al revés, hoy no tienes nada y mañana la suerte te sonríe y aparece aquello que negativamente pensabas nunca iba a aparecer. Por eso debemos de hacer la cosa más sencilla que pueden imaginar: disfrutar del momento que se está viviendo, sin pre-ocuparse en el mañana.

Hay que aceptar con profundidad esta inseguridad ya que la aceptación nos dejará fluir por el mundo.

NADA nos pertenece, nada es totalmente de nuestra propiedad, ni una pareja, ni un trabajo, ni nuestra propia salud y ni siquiera los hijos.

Si lo tenemos, disfrutaremos de ello lo máximo posible, pero seremos conscientes de que el día de mañana eso de lo que gozamos hoy puede no existir más en nuestras vidas y no nos quedará otra alternativa que aceptarlo de la forma más alegre posible, sin crear dependencia por eso que ahora tenemos. La emoción exagerada (demasiada preocupación, tristeza, depresión) no nos va a ayudar a recuperarlo. Es por esto que preocuparse no sirve de nada, pues lo que tenga que suceder, va a suceder, nos preocupemos o no, da igual. Ni el mundo, ni la vida nos preguntarán nunca qué planes tenemos para el fin de semana. La vida funciona así y esta es la única realidad. Lo que tenga que ser será, a su tiempo y en su momento, porque el destino es incierto y a veces simplemente los vientos no soplan a nuestro favor ni nuestras velas están por la labor de izarse a pesar de nuestro empeño.

Dicen que las mejores cosas no se planean, que simplemente suceden y que es mejor no presionar al tiempo. Porque realmente si algo debe pasar, sucederá de todas maneras. Y si no debe hacerlo, pues no lo hará. Es así de simple. Por eso de vez en cuando es bueno no planear ni esperar, dejar de exigir razones por las que seguir avanzando por un camino que no vemos muy claro y bajarnos del mundo de las expectativas y de las programaciones.

Somos producto de nuestras circunstancias y de nuestros deseos. Sin embargo, a veces estos resultan incompatibles o, al menos, nos cuesta digerir las consecuencias que traen. Esto genera preocupaciones que hacen que nos sintamos angustiados y, como se suele decir, amargan nuestra existencia. Por eso quizás lo que debemos aprender es que hay ciertas cosas que se escapan de nuestro control y que en muchas ocasiones dejar que la VIDA FLUYA y aceptar cuáles son las circunstancias es la mejor de nuestras opciones

No somos todo sonrisas, alegrías o verdades, también somos mentiras (las que nos cuentan y las que nos contamos), somos las críticas y las lágrimas que no lloramos.

Esto nos ayudará a no perder trenes y a no arrepentirnos de aquello que hemos perdido por nuestra inquieta manía de marcar los signos de puntuación de un texto. Cuando tenga que ser punto y final, que lo sea, pero respetemos los puntos suspensivos, las comas y los puntos y aparte.

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y que es precisamente ese impulso el que te ayuda a recorrer kilómetros y kilómetros de caminos de piedras con los pies descalzos.

No dejes que la vida pase mirando cómo se consumen las pilas de tu reloj, no retrocedas. Dale continuidad, aprende a relajarte, a mirar con lupa aquellos pensamientos que te dañan y a contemplar la vida con paciencia. No intentes planear cada milímetro de tu recorrido, a veces simplemente necesitas desenfocar tu cámara y dejarte llevar por las casualidades.

Todo es posible en la medida que tú creas que es posible. Lo único imposible es aquello que no intentas

¿Quieres algo? Entonces ve y haz que pase, porque la única cosa que cae del cielo es la lluvia

 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Puente de Arco Iris


Hay un puente que queda entre el Paraíso y la Tierra, y se llama Puente del Arco Iris. Cuando un animal que ha sido especialmente amado por alguien aquí en la Tierra muere, entonces va al Puente del Arco Iris. Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales, para que ellos puedan correr y jugar juntos. Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo. Todos los animales que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.

Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: cada uno de ellos extrañan a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás. Todos corren y juegan juntos, pero llega un día en que uno de ellos se detiene de repente y mira a la lejanía. Sus brillantes ojos se ponen atentos, su impaciente cuerpo se estremece y vibra. De repente se aleja corriendo del grupo, volando sobre la verde hierba, moviendo sus patas cada vez más y más rápido. Tú has sido avistado, y cuando tú y tu amigo especial finalmente se encuentran, los dos se abrazan en un maravilloso reencuentro, para nunca separarse de nuevo. Una lluvia de besos cae sobre tu rostro; tus manos acarician nuevamente la cabeza amada, y puedes mirar nuevamente a los confiados ojos de tu mascota, tanto tiempo apartado de tu vida, pero nunca ausente en tu corazón. Entonces los dos cruzan el Puente del Arco Iris juntos…

lunes, 21 de septiembre de 2015

DEJALO IR: Ni él está para tanto ni tú para tan poco.


Las relaciones se acaban. Pero hay dos formas de terminarlas, cortando de raíz o sufriendo y desprendiéndote del otro poco a poco. Poco a poco o que al final resulte ser nada, porque esto es como la droga, o la dejas de golpe o te terminas de desenganchar del todo. Entonces surgirá el momento en el que lo llamarás porque te sentirás vulnerable y necesites que alguien, ese alguien, te diga que vas a estar bien. Momento de debilidad se llama.

Cierto es que llega un momento en el que esto se acaba, todo depende de tu dependencia y la fuerza de voluntad. Van pasando los días en los que no habláis y no os veis, y esto va aumentando. Estupenda señal aunque ahora no lo quieras ver. Ya no esperas casi nada de él en este punto. Sigues pensando en él todo el tiempo, pero ya su imagen es difusa, y cuesta recordarlo. Se llama niebla, esa que no te deja ver bien. Comienzas a recordar todos los buenos momentos que pasasteis, en los que te hizo reír y hasta quererle. Incluso llegas a olvidar todas aquellas cosas malas que os separaros,  las razones por las que tu relación no funcionó. ¿Y sabes por qué? Porque te consume el deseo de NO estar sola. Los recuerdas así porque quieres volver a vivirlo, volver a esos momentos felices.

Abre los ojos, ya NO estás enamorada de esa persona, sino de la idea de estar enamorada y de la idea de no estar sola. Lo que quieres tener es compañía, amor y seguridad, no a tu ex.

No pasa nada, no todos estamos hechos para todos, no todos los amores llegan a puerto ni son eternos. Hay gente que encaja por pura casualidad, aun siendo piezas de dos puzzles distintos .

Es el momento de dejar ir todos esos recuerdos, de no caer, de no volver a tropezar. Porque si decidieras volver con él, la felicidad tendría fecha de caducidad. Sería bonito al principio, como todos los principios, pero luego volverá el dejar de esforzarse por esa relación y regresarán entonces los mismos problemas que anteriormente ya os separaron.

No te expongas al mismo dolor dos veces. Sigue tu camino hacia la siguiente estrella

jueves, 3 de septiembre de 2015

Me gustan las personas humildes, porque en su sencillez, son capaces de regalarte hasta el corazón


Cuando hablamos de almas gemelas, generalmente nos referimos a una persona con la que tenemos un vínculo sentimental más profundo, aquella que buscamos para compartir nuestras vidas, sea hombre o mujer, como pareja sentimental. Es necesario que empecemos a creer que hay otras almas gemelas fuera de ese terreno. Hay un momento en nuestras vidas, que al igual que con esa pareja, también encontramos nuestro alma gemela en la amistad. Generalmente puede ser una persona que conociste, que no te cayó absolutamente bien al principio, que la tenías reparo o que incluso os llevasteis mal por un tiempo, pero que finalmente y a día de hoy se ha convertido en tu inseparable compañero/a de vida,  estando contigo en cada momento o su granito importante de tu vida, sea bueno o malo, aportando su granito y compartiendo tu felicidad. Esa persona que consigue que te rías incluso cuando estás llorando amargamente y que además suele ser la misma que también consigue sacarte alguna sonrisa hasta en uno de tus cabreos. Esa persona a la cual puedes llamar a cualquier hora y que sabes que estará ahí y que incluso ha estado en situaciones incómodas para hacerte algún favor.

Sí, tú que estás pensando ¿seré yo?. Sí, eres tú, porque solo vosotros sabéis quienes sois, pocos y yo privilegiada por teneros.

En primer lugar tengo que darte las gracias por ser como eres, porque me dejas ser yo misma cuando estoy contigo. Gracias por ser transparente, sincera/o y por compartir conmigo no sólo mis momentos felices, sino también los más desastrosos, vergonzosos y tristes. Gracias por aceptar que a veces no te cuente las cosas y  esperar pacientemente a que esté preparada para contártelas y estar dispuesta a levantarme una vez si me caigo.

Gracias por ser la persona más buena que conozco, en verdad, haces del mundo un lugar mejor, por lo menos mi mundo es maravilloso gracias a ti. Gracias porque nunca esperas nada a cambio y, sin embargo, das todo.

Gracias por todas las veces que nos hemos reído y por las que nos hemos peleado también. Gracias porque siempre sacas lo mejor de mí, por hacer que este tiempo en los que hemos sido amigas/os parezcan mucho mejor de los que son. Porque durante este tiempo hemos creado recuerdos para toda una vida. Gracias por recordarme que no tengo que preocuparme por los demás, sino sólo por aquellos que me quieren.

Gracias por ser mi fiel escudero, me defiendes ante cualquier persona, aunque luego en privado me eches la bronca por lo que hice. Gracias por tantas cosas, y sobre todo gracias por permitirme seguir escribiendo esta historia y atesorando momentos  eternamente.

viernes, 14 de agosto de 2015

Aprender a dejar ir a quien no tiene intenciones de quedarse


He tomado LA decisión.  Aunque en realidad tú fuiste quien se fue el primero y yo me aferraba a la posibilidad de que volvieses en cualquier momento, pero cada día caminabas más lejos. Siempre puse la excusa de que era por amor todo lo que tú hacías, más bien, yo te permití tantas cosas que cuando me di cuenta se había hecho costumbre. No había reciprocidad, las quedadas eran siempre con prisas, y siempre había algo más importante.

A veces pensaba que te dejé de gustar, que había alguien más, pero ya da igual eso, perdí mi dignidad una y otra vez, me olvidé del valor que tengo. Estaba cegada por el sentimiento que decía tenerte, pero en realidad era un miedo que no me dejaba avanzar si no te dejaba ir.

Tal vez no te quedaste conmigo porque te daba miedo darte cuenta que yo te quería como tú no sabías quererte…

El peor error que puedes cometer es mantener a alguien en tu vida más del tiempo que se merece, porque el problema es que aprendimos a quedarnos, incluso después de tener suficientes motivos para irnos.

El hecho de que te extrañe no significa que quiero que vuelvas…solo te extraño y realmente no a ti…si no a la persona que pensé que eras. La persona que conocí y que luego resultó no ser…a él lo extraño…y le daría todas las oportunidades que fuesen necesarias, pero él no existe.

Hoy, necesito reencontrarme con la mujer fuerte y guerrera que soy, la que ni por un momento hubiese dejado a un lado su dignidad por un hombre. No se puede hacer nada para remediar lo que pasó, pero si se puede hacer mucho para cambiar lo que viene por delante.