sábado, 16 de abril de 2016

Confiando te apuñalan pero desconfiando tiras tus días


No te voy a decir nada que no sepas, que no hayas escuchado ya, no hay nada nuevo en estas palabras.

Que no debes de huir del amor, que es una mierda perder oportunidades por culpa del miedo, que a veces merece la pena que te hagan daño si piensas en todo lo vivido, que con la coraza puesta no se vive igual de libre, que confiando te apuñalan pero desconfiando de todos tiras tus días. No es nada que tú no sepas. Pero a veces viene bien recordarlo, que nos lo griten a la cara y que lo sintamos como una bofetada de sinceridad que nos pilla desprevenidos.

Sigues viva, y aquí no hay pausa que valga. Aquí no puedes pasar mucho tiempo lamiéndote las heridas, porque no vuelve. Aquí solo hay fuerza para comerse el mundo y a quien se ponga por delante.

No te digo que corras, que pongas prisa en que vuelva a renacer tu risa, que te aceleres demasiado. Porque eso tampoco es bueno. Las heridas merecen ser curadas hasta que se convierten en cicatrices. Pero no cures una cicatriz, ya no importa. Ya se va a quedar así para siempre, y lo mejor es, a partir de ese momento, salir a hacerse cicatrices nuevas. Piensa que hay a quien le gusta las cicatrices y las historias que cuentan. Y piensa, aún mejor, que es a ti a quien más deben gustarte tus propias cicatrices, porque te han hecho ser lo que eres ahora. Quizás hoy no lo ves, pero eres…