miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Educación? ¡Indignación!

El documental Tranquility bay, bahía de la tranquilidad, presenta una de las organizaciones supuestamente educativas que dependen de la World Wide Association of Specialty Programs and Schools (WWASP), Asociación mundial de escuelas y programas especiales.

Tranquility Bay es un centro “educativo”, que se utiliza como campo de reeducación para niños rebeldes. Los chicos reciben castigos corporales considerables aprovechando que la ley lo permite. Es la primera vez que se muestran

imágenes de estos centros. Es uno de los numerosos centros afiliados a WWASP, un conjunto de empresas dirigidas con mano de hierro por unos empresarios de UTAH, en Estados Unidos, ligados a los valores patriarcales y autoritarios. Uno de estos centros se encuentra en Jamaica.

Actualmente, en los Estados Unidos, hay más de mil empresas privadas que venden sus programas de reeducación infantil. WWASP domina desde hace quince años el sector de la modificación del comportamiento. Su especialidad es el internamiento de adolescentes difíciles. El producto que WWASP vende a estos padres se llama “modificación del comportamiento” y se resume en dos palabras: castigo y recompensa.

Es un documental que cuenta la vida en una institución educativa para menores con la finalidad de modificar la conducta de éstos con unos métodos muy severos con los menores que allí “viven”. Recurren al castigo y está todo muy institucionalizado, siguiendo unas normas comunes (actitudes, horarios, rutinas, formas de vestir…) para lograr la finalidad de la institución, cambiarlos y convertirlos en lo que la institución quiere, es

decir, formar un ejército de personas inhumanamente, los cuales obedecen y actúan mecánicamente como si fuesen robots. Un ejemplo del repertorio de castigos de estos centros es obligar a los chicos a estar estirados en el suelo durante horas, días o semanas. En cuanto a las recompensas, sólo hay una: la ausencia de castigo. Es la única manera de obtener privilegios, como comer, lavarse, estudiar o llamar a los padres.

Se trata de un centro muy estructurado y situado a las afuera de las ciudades, con normas muy estrictas y donde derechos tan básicos como la libertad de expresión quedan eliminados. Las intervenciones “educativas” (yo diría que las intervenciones educativas son inexistentes) se ciñen a castigos continuos buscando con ello el cambio.

El lema que persigue el director del centro es de todo menos educativo, da igual como se consiga llegar a esa finalidad, lo importante es que se cumpla lo que prometido a aquellos que pagan (cambio de conducta), poniendo los negocios por encima de la propia educación, ya que según él “lo importante son los negocios”; éste es el lema que impera en esta institución, aquí lo que prima es el dinero, independientemente de las consecuencias que en los sujetos queden, pues le cambian la vida por completo hasta llegar al punto de no saber quiénes son.

Cuando se acaba, todos están marcados para siempre, pero algunos hablan con rabia y odio de sus presuntos educadores, de sus padres y de su país, donde no hay ninguna legislación federal de protección a la infancia

El enlace con el documental entero: http://tu.tv/videos/tranquility-bay-documental

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