sábado, 2 de junio de 2012

Tercera edad ¿una etapa brillante?


A medida que envejecemos, somos más propensos a enfermar, pero eso no significa que no podamos llevar una vida feliz y saludable. Llegar a la tercera edad no es sinónimo de aislamiento, de preparación a la muerte, de rutina…sino una etapa más para vivir y superar, donde se pueden aprender aún más cosas de las ya aprendidas a lo largo de todo el camino de la vida que hemos recorrido.

Ser anciano es ser sabio. Es donde se encuentra la experiencia de la vida, del que puedes aprender y verte reflejado para cuando llegues a su misma edad, a pesar de que muchos lo vean como algo malo, donde no quieren llegar, por miedo a la soledad, al rechazo, al aislamiento. Si bien es cierto, y algo que no podemos ignorar, que muchos de nuestros ancianos son utilizados como canguros por sus hijos, maltratados psicológicamente o abandonados en residencias, donde se olvidan de su existencia.

Existen dos tipos de opiniones en cuanto a la vejez: quienes hablan de ésta desde un punto optimista, pensando en la jubilación como un periodo vacacional de larga estancia y creyendo que la Seguridad Social solucionará todos sus problemas económicos, con sus respectivas pagas, proporcionando residencias y especialistas que se encarguen de cuidarle a él y a su salud; en el lado opuesto nos encontramos a los que creen que llegar a la tercera edad es estar acabado, anticuado, ser un estorbo para la familia, y marginado.

El hombre a lo largo de su historia se ha planteado problemas en torno a la vejez. No hay teorías únicas, definitivas, más bien todo lo contrario, es decir, opuestas y variables a lo largo de la historia respecto a este tema. Existen diferentes concepciones en cuanto a la tercera edad, destacando que en la mayoría siempre desde una visión pesimista.

      A finales del siglo XIX se separan vejez y enfermedad en el anciano, teniendo lugar el nacimiento de la Gerontología y de la Geriatría. Pero la sociedad no cambia, lo que lleva a que el anciano sigua marginado, aunque de otra forma más sutil: nuestra civilización basa su cultura en el trabajo, el rendimiento y el consumo; es decir, estamos en una sociedad orientada básicamente hacia la juventud y sus valores. El anciano al ser improductivo y tener pocas posibilidades para el consumo, vuelve a ser marginado.


      Para reflexionar sobre todo ésto os invito a ver y a analizar la película de Kirk Jones "Todos están bien", aquí os dejo el trailler.


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