La Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN) propuso, en 1970, la siguiente definición de Educación
Ambiental: "Es el proceso de reconocer valores y aclarar conceptos para
crear habilidades y actitudes necesarias, tendientes a comprender y apreciar la
relación mutua entre el hombre, su cultura y el medio biofísico circundante. La
EA también incluye la práctica de tomar decisiones y formular un código de
comportamiento respecto a cuestiones que conciernen a la calidad ambiental"
(2008:10). Por lo tanto, la educación ambiental es un proceso continuo en el
cual los individuos y la colectividad toman conciencia de su medio y adquieren
los valores, las competencias y la voluntad para hacerlos capaces de actuar en
la resolución de los problemas actuales y futuros del medio ambiente.
Según pasan los años, la preocupación por los
temas medioambientales en los medios de comunicación, en las instituciones, en
partes de la sociedad…es cada vez mayor, otorgándole a este tema algo más de su
tiempo, pero no el suficiente para poner remedio a los problemas que se están
generando, mostrando así su respeto por el medio ambiento. La educación
medioambiental debe plantearse como un proceso de aprendizaje continuo que
puede darse en diferentes contextos, por ello debe establecerse de forma
multidisciplinar y completamente integrada en todos los centros educativos
concediendo una formación ambiental para conocer y solucionar los problemas que
nosotros mismos generamos. Todos debemos ser responsables y conscientes de
nuestros actos y las consecuencias que conllevan, así como interesarnos por el
futuro de nuestro planeta, sin perjudicar de este modo a próximas generaciones,
adquiriendo así actitudes de mejora de las condiciones y problemas
medioambientales, pero no estamos cumpliendo con nuestras obligaciones. Debemos
ser conscientes de que el futuro de nuestro planeta nos corresponde a toda la
sociedad, pudiendo aportar cada uno nuestro granito de arena para conservar
nuestra tierra. Es necesario afrontar un cambio en las actitudes de las
personas para que contribuyan de forma eficaz al mantenimiento de nuestro
entorno natural, llevando a cabo una serie de comportamientos comprometidos
unido al respeto y valoración del planeta.
El término desarrollo sostenible se ha
hecho popular desde la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente y Desarrollo (1992), aunque el concepto de sostenibilidad no es nuevo,
pues ya es citado por algunos autores en 1713 en referencia al mantenimiento de
los bosques como forma de evitar la deforestación por una sobreexplotación; si
bien, la historia moderna del desarrollo sostenible aparece en el documento
“Límites al Crecimiento” publicado en 1972 por el Club de Roma. Así, a partir
de la Conferencia de Río (1992) se estableció la relación ambivalente entre
desarrollo sostenible y los peligros de la agresión continua que estaba
sufrieindo el Medio Ambiente por las actividades humanas y se redefinió
desarrollo sostenible como “una forma de coevolución de la sociedad y la
naturaleza que consiga asegurar la supervivencia y el desarrollo seguro de la
civilización y la biosfera”.
Colom señala que: "el desarrollo
sostenible pretende, al mismo tiempo, aunar un parámetro económico (el desarrollo)
con otro de carácter más comportamental y actitudinal (el de
sustantibilidad)".
El Cambio Climático, en primera
instancia y a nivel conceptual, será entendido como una consecuencia atribuible
al resultado de las actividades humanas. Entonces, si bien la variabilidad del
clima se debe a causas naturales, el cambio climático global lo es causas
humanas como claramente lo deja ver la definición que se toma de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La comunidad internacional es consciente de
los nefastos efectos del calentamiento global y por ello trata de atajarlo a
través de:
La convención Marco de Naciones Unidas sobre
Cambio Climático, que compromete a los 192 estados que la han firmado a reducir
las emisiones de gases efecto invernadero a niveles que no alteren el
equilibrio del clima global.
Naciones Unidades también lucha contra la
Desertificación, donde los 192 países se comprometen a luchar contra la
desertificación y mitigar los efectos de la sequía en los países afectador por
sequía grave o desertificación, particularmente en África y con este fin se
pretenden adoptar medidas eficaces, apoyadas por acuerdos de cooperación y
asociación internacionales, que contribuyen al desarrollo sostenible en las
zonas afectadas por la desertificación y la sequía.
El Protocolo de Kyoto: tiene la misma
finalidad que la Convención, pero establece objetivos concretos y jurídicamente
vinculantes para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Su meta principal es alcanzar un recorte de las emisiones de gases de efecto
invernadero de al menos un 5% con respecto a los niveles de 1990 en el periodo
de compromiso de 2008 a 2012.
IPADE participa en las cumbres de NNUU de
Cambio Climático, siguiendo el avance de las negociaciones y haciendo sobre las
partes para que éstas integren en sus posicionamientos la relación entre la
conservación del medio ambiente y la lucha contra la pobreza.
El Plan
estratégico Decenal 2008-2018 tiene el fin de mejorar la aplicación de la
Convención, en 2007 se puso en marcha “la estrategia”, que pretende abordar los
principales desafíos de la Convención (mejorar las condiciones de vida de las
poblaciones afectadas, mejorar las condiciones de los ecosistemas afectados…) y
fomentar la implicación de los gobiernos en al lucha contra la desertificación.
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