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lunes, 16 de septiembre de 2013

Momentos de aprender y vivir


El tiempo ha pasado y sigue pasando, en esencia sigo siendo la misma con un cambio físico debido al paso de los años. Me doy cuenta que he hecho cosas buenas durante esta vida y me quedan muchas cosas por hacer y de las que aprender, cosas importantes que he pospuesto por alguna u otra razón.

El miedo ha estado presente a lo largo de toda mi vida, hasta el punto de parame, dejar de pensar, no reaccionar en momentos importantes, momentos que, quizás, no volverán.

No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido,  no toda la gente es falsa ni todo el mundo tiene dos caras. No hay que ilusionarse demasiado y que la vida en presente es un regalo. Me enseñaron que el futuro no está escrito, que el universo es infinito y que nosotros somos personas insignificantes para el mundo pero importantes para los nuestros.

Aprendí a no creer en las promesas, a confiar en casi nadie y a contar con los dedos de una mano a quien de verdad siempre estuvo a mi lado. Que lo más valioso de la vida no es lo que tenemos, sino a quién tenemos.  El físico atrae, pero la personalidad es la que nos enamora. Comprendí que quién no valora lo que tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido. Que para ser feliz sólo tienes que hacer feliz a alguien, y sobre todo que si quieres recibir, hay que dar un poco de ti.

Que las cosas se consiguen con muuucho esfuerzo y  que las personas no son perfectas, tienen sus defectos que pueden dañar.  El amor verdadero tiene buen principio y buen final. Y cuando no hay amor todo termina mal, quien no arriesga con lo que quiere no gana.

La vida me ha enseñado  que hay personas que nunca te aceptaran como eres, a menos que necesiten algo de ti... Que la persona que te quiera... tarde o temprano te hará cambiar para bien.

Es el momento de sentirme con nuevas fuerzas y cambiar, de hacer cosas diferentes, de pensar de otra manera, pensar que lo que no ha llegado a mi vida llegará en el momento perfecto, y que si no llega, es porque no tiene que llegar y hay que buscar otras alternativas para continuar.

No he llegado ni a la mitad del camino de mi vida, o sí, quizás, ya haya pasado esa mitad, porque nunca sabes cuándo cruzarás la esquina y llegará el horrible momento, por eso mismo es el momento de coger las riendas, no más miedo, no más temor, no más conformarme, es momento de intentarlo. Llegaré a mis 25, sola y acompañada, feliz y triste, con ilusiones y esperanza de una vida más llena.


Es el momento perfecto, es ahora, es hoy, estoy lista, es cuestión de decisión, el momento llegó, no hay vuelta atrás. Es tiempo de sonreír y contagiar de alegría a los que me rodean.

martes, 12 de febrero de 2013

Nuestro camino


En la vida vamos caminando por caminos y nos damos cuenta que hemos perdido a nuestro compañero. Intenso es el disgusto porque nunca habíamos caminado sin él, juntos a todas partes, a la misma velocidad, al mismo ritmo…Y ahora ya no está, ahora ha desaparecido. De repente silencio, soledad. Quizás yo me he dormido y me ha adelantado y me está esperando más adelante, o quizás se ha accidentado y se ha quedado atrás. ¿Vuelvo a buscarlo? ¿Espero a que llegue? ¿Corro para ver si está mas adelante? Hace tanto tiempo que no se me planteaba esta circunstancia que ahora no encuentro respuesta adecuada ¿Y si le ha pasado algo?

Razonemos: por mucho que lo espere nunca volverá. Por lo menos no a este mismo sitio. Sólo hay una respuesta: seguir o dejarte morir aquí esperando sin ni si quiera saber con certeza que volverá. Ahora me encuentro dividido, mis pensamientos, mi cuerpo, mis sentimientos, mi conciencia….cada uno de estos elementos está en un sitio, perdidos. Más adelante hay un charco, pero no es de lluvia, son las lágrimas de todos los que han pasado por aquí mientras iban llorando la pérdida de alguien, como las mías, que pronto empezarán a mojar.

Todas las pérdidas son diferentes, y por ello no se pueden comparar ni analizar todas las pérdidas por igual. Desde el punto de vista psicológico la diferencia tendrá que ver con la dificultad para superar esa pérdida. Cada persona responde a los estímulos externos siguiendo un patrón de conducta.

Cuando soy consciente de lo que pasa empiezan a surgir las emociones. Siento un montón de cosas, pero ya no desde los sentidos. Empiezo a sentir que me gusta, me asusta, me da miedo, me altera…miedo, ganas deseo, inquietud...Cuando ya ha pasado todo esto, me alejo para quedarme conmigo y para volver a empezar.

A veces me doy cuenta de lo que pasa o ha pasado, de lo que he perdido o creía que tenía, y entonces siento. Ya no son emociones, son sentimientos

Tenemos la creencia inevitable de que no lo vamos a soportar, pero no es nuestra culpa, o al menos en parte, porque así nos han educado, de tal forma que nos han hecho creer que todas las personas que forman parte de nuestras vidas son imprescindibles, y cada vez, esa lista de cosas imprescindibles va creciendo “papa, mama, hermano, familia, profesores, amigos, la universidad, la carrera, el coche, la casa, la novia, la mujer, tus hijos…” ¿Pero nunca has notado lo imprescindible que eres tú? Porque sólo sería imposible vivir sin uno mismo. El resto van, vienen, cambian…pero sólo tú eres imprescindible para ti mismo.

Piensa que siempre va a haber algo mejor que aquello que hemos perdido. Siempre hay que dejar atrás las cosas que se quedaron en el pasado, porque ya no están aquí, porque ya no están en el presente y no sabemos si estarán en el futuro.